jueves, 25 de agosto de 2011

la revista que ya no es

Durante poco más de un año publicaba de manera intermitente para una revista gratuita de la delegación de Coyoacán llamada Contraseña. Por razones inbloggeables creo que ya no volveré a escribir ahí. Como manera de tributo a agradecimiento o excusa para darle algo de aire a mi blog voy a poner aquí los textos que aparecieron en la revista y que todavía me gustan (son pocos) reeditados y con uno que otro comentario.
Comienzo, como Eliot manda, con el final. El último texto que me aceptaron en la revista y tal vez el mejor o el más honesto, más directo. Releyéndolo me parece que hablo sobre Annas, Anas, Hannahs y Joannas. Pero bueno, eso es un corolario aparte que espero no los distraiga mucho. Les aseguro que lo que quiero decir es lo que está escrito.
El texto aparece un poco diferente a como apareció en la revista, aquí mantengo ciertas palabras y repeticiones estilísticas que no le agradaron a mi editor. Perdonaran que me ponga indulgente.

Vivir esa vida

Me gusta este verano frío, de nubes y lluvia. El cielo gris me ayuda a imaginar que me encuentro en una película de Godard (una imagincaión muy débil la mía, que necesita ayuda). Claro que, esto de Godard no se lo digo a nadie. Escrito no está tan mal, pero en voz alta sonaría muy falso.

No soy de personalidad obscura. El sol me agrada, ilumina. El problema es el calor, el calor ataranta. Hace que sudes los calcetines, que te enojes con facilidad, que camines buscando sombras. Ahora el cielo está en blanco y negro, oportuno para recorrer las calles. Justifica el uso de un sombrero y permite vestirme de traje completo; fumaría, pero los cigarros hacen que me quede sin aliento.

Falta lo más importante, falta Anna Karina. No tengo la imaginación para crearla, por eso la busco. Pronto aprendí que en Coyoacán no abundan las danesas con look parisino. Pensarán que soy malinchista pero se equivocan, lo que busco es un agenciamiento a ideas de felicidad que unas películas me taladraron a la cabeza. Tampoco busco al clon de Anna Karina. Estaré loco pero no tonto. El simple hecho de que nunca tuve el gusto de conocerla en los sesentas ridiculiza la idea de localizar a su doble.

No, Anna Karina es una imagen (que a veces llega en technicolor), es una idea que persigo todos los días. Persigo una sonrisa, un fleco, un vestuario, y sobre todo (atención al sobre todo, no vayan a pensar que soy profundamente superficial) su forma de estar en el mundo: simpatizar hasta las lágrimas con un personaje de cine, enamorase como si enamorarse fuera cosa facil y siempre estar dispuesta a escapar (conmigo o sin mí).

Mis disculpas para cualquier cinéfilo que me reconozca por el amateur confundido que soy. Me aprovecho de la multiplicidad de las películas para hacer que funcionen como yo quiero. Mínimo debería esforzarme para sonar godardiano pero sólo tomo en serio mi deseo. Esa maquinita incansable que causa innecesarias alteraciones geológicas a mi entorno y me acarrea para escribir de esta manera, tan hipócrita, tan falsa, tan...francesa.

....

pues ahí tienen. en la edición de la revista pusieron unas fotos pero siento que se alejaban un poco del texto, eran retratos de Godard y los afiches de películas que nunca he visto. Yo hubiera puesto una de estas fotos:

Sí, cualquiera de ésas hubiera quedado perfecto.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

:) tu mejor texto publicado en papel. PQ aqui tienes n buen MUY buenos.
:)

Manolo dijo...

Ese es mi amigo

Lady Vendetta dijo...

Escribes muy bien, siempre lo has hecho.

 
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