martes, 29 de noviembre de 2011

mi nueva obsesión


http://youtu.be/PMW2JJ9beHU

ALEJANDRAAAAAAAAA!!

martes, 8 de noviembre de 2011

lunes, 17 de octubre de 2011

la revista que ya no es, pt. II

No será difícil notar que el siguiente texto está influenciado por On the Road. Lo curioso es que no se trata una novela que me haya atrapado como lector. Creo que tardé más de un año en terminar de leerla: después de unos días, aburrido, la dejé a la mitad, y la retomé varios meses después. El texto es un resultado de coincidencias: necesitaba entregar algo (corto y relacionado con Coyoacán), la novela de Keourac se sumó a las posibilidades de autores perdidos en el D.F. y cruzaba la plaza Hidalgo seguido (la constante en las coincidencias). Es un texto bastante indulgente, supongo que por eso me gusta. La versión que les comparto es una mezcla entre el texto original, el texto publicado (corregido por el editor) y las modificaciones de mi relectura de ambos. Cabe mencionar que el texto fue publicado en cuatro párrafos, pero aquí mantengo la forma original, es decir, de corrido.

Las Visiones del Dharma.

Pienso en Dean Moriarty. Desde esta banca me imagino las posibilidades de escritores que cruzaron el parque hace cuarenta o cincuenta años. Antes que nadie me imagino a Kerouac, fumando y con un libro en la bolsa de su chamarra. Está recargado bajo los arcos, termina su cigarro y camina hacia el otro punto que puedo estar seguro existía en los sesentas: la iglesa. No mira el piso que mi mente trata de adivinar sino hacia arriba y piensa que el cielo en México parece estar más lejos que en cualquier otro lugar. Se sienta en la entrada de la parroquia y prende otro cigarro. Lo dejo de ver porque ahora se acerca una figura aún más indefinida: qué pensamientos tengo ahora de ti, Allen Ginsberg. Mi imaginación no se decide con cuál Ginsberg jugar y por ello está continuamente cambiando entre el imberbe jóven confundido, el barrigón barbón y el sonriente viejo que hace yoga. Por suerte los tres usan los mismos lentes negros que parecen flotar mientrar detrás de ellos aparecen y renacen tres cuerpos diferentes. Entonces los lentes aéreos cruzan la plaza y se instalan junto a Kerouac, le agradecen pero niegan un cigarro y se clavan en el inalcanzable cielo sobre San Juan Bautista. W. Burroughs también vino a México, tal vez a Coyoacán, pero mi imaginación no podía con él: sin suficiente información temía caer en la ficción total. El Coyoacán imaginario de los cincuentas se quebró y todo comenzó a imitar una presa rota que comienza a inundar un valle. Cortázar visitó México, pensé, tal vez amigos lo trajeron a conocer la plaza. De inmediato vi al mayor de los cronopios feliz de estar bajo la sobra del kiosko, complacido, fumando, sin ganas de que mi imaginación lo metiera en una situación compleja. Y aquí noté que el humo que exhumía Julio era un humo que dibujaba o revelaba una serie de figuras que jugaban a destiempo en el aire y tuve que reconocer que las aguas ya habían tapado el valle con toda suerte de anacronismos y aventuras. En una banca opuesta a la mía Lowry y Lawrence, que viviéron y escribiéron sobre México, sentados, brazos cruzados, piernas extendidas y sin abrir la boca. Los vecinos, separados más por tiempo que por cuadras, Tablada y Elizondo, se bajaban de un micro. Cuando vi a la insondable Gabriela Mistral sentada en un café que nunca existió entré en pánico, pensando que las aguas llegaban a lo ridículo. Me tranquilicé cuando entendí que todos, en persona o en libro, han estado en Coyoacán. Pienso en Dean Moriarty.


Casi siempre mandaba los textos sin título. El título del texto que acaban de leer se me ocurrió cuando el editor de la revista me llamó para decirme que sí lo iban a publicar. Me parece un título bastante vago, pero que funciona. En la publicación pusieron mi título en letras negras y pequeñas y debajo de ellas escribieron: KEROUAC, GINSBERG, CORTÁZAR... EN COYOACÁN. Poco sutil. También tuvieron la idea de poner diminutas fotos de los autores junto a sus nombres. Pusieron una foto de Dean Moriarty, la cual me parece que es de una película. También, después de Lowry y Lawrence, pusieron una foto de una mujer y un señor con lentes y barba estilo Lincon, no sé de qué sea. No me pareció tan mala idea lo de las fotos, la ejecución no fue la mejor. Siempre pensé que algo interesante hubiera resultado de sentarme a hablar con la diseñadora gráfica de la revista sobre cómo presentar el texto (por lo menos cierta coherencia entre contenido y diseño) pero ni lo sugerí y ni hubiera habído tiempo.

jueves, 25 de agosto de 2011

la revista que ya no es

Durante poco más de un año publicaba de manera intermitente para una revista gratuita de la delegación de Coyoacán llamada Contraseña. Por razones inbloggeables creo que ya no volveré a escribir ahí. Como manera de tributo a agradecimiento o excusa para darle algo de aire a mi blog voy a poner aquí los textos que aparecieron en la revista y que todavía me gustan (son pocos) reeditados y con uno que otro comentario.
Comienzo, como Eliot manda, con el final. El último texto que me aceptaron en la revista y tal vez el mejor o el más honesto, más directo. Releyéndolo me parece que hablo sobre Annas, Anas, Hannahs y Joannas. Pero bueno, eso es un corolario aparte que espero no los distraiga mucho. Les aseguro que lo que quiero decir es lo que está escrito.
El texto aparece un poco diferente a como apareció en la revista, aquí mantengo ciertas palabras y repeticiones estilísticas que no le agradaron a mi editor. Perdonaran que me ponga indulgente.

Vivir esa vida

Me gusta este verano frío, de nubes y lluvia. El cielo gris me ayuda a imaginar que me encuentro en una película de Godard (una imagincaión muy débil la mía, que necesita ayuda). Claro que, esto de Godard no se lo digo a nadie. Escrito no está tan mal, pero en voz alta sonaría muy falso.

No soy de personalidad obscura. El sol me agrada, ilumina. El problema es el calor, el calor ataranta. Hace que sudes los calcetines, que te enojes con facilidad, que camines buscando sombras. Ahora el cielo está en blanco y negro, oportuno para recorrer las calles. Justifica el uso de un sombrero y permite vestirme de traje completo; fumaría, pero los cigarros hacen que me quede sin aliento.

Falta lo más importante, falta Anna Karina. No tengo la imaginación para crearla, por eso la busco. Pronto aprendí que en Coyoacán no abundan las danesas con look parisino. Pensarán que soy malinchista pero se equivocan, lo que busco es un agenciamiento a ideas de felicidad que unas películas me taladraron a la cabeza. Tampoco busco al clon de Anna Karina. Estaré loco pero no tonto. El simple hecho de que nunca tuve el gusto de conocerla en los sesentas ridiculiza la idea de localizar a su doble.

No, Anna Karina es una imagen (que a veces llega en technicolor), es una idea que persigo todos los días. Persigo una sonrisa, un fleco, un vestuario, y sobre todo (atención al sobre todo, no vayan a pensar que soy profundamente superficial) su forma de estar en el mundo: simpatizar hasta las lágrimas con un personaje de cine, enamorase como si enamorarse fuera cosa facil y siempre estar dispuesta a escapar (conmigo o sin mí).

Mis disculpas para cualquier cinéfilo que me reconozca por el amateur confundido que soy. Me aprovecho de la multiplicidad de las películas para hacer que funcionen como yo quiero. Mínimo debería esforzarme para sonar godardiano pero sólo tomo en serio mi deseo. Esa maquinita incansable que causa innecesarias alteraciones geológicas a mi entorno y me acarrea para escribir de esta manera, tan hipócrita, tan falsa, tan...francesa.

....

pues ahí tienen. en la edición de la revista pusieron unas fotos pero siento que se alejaban un poco del texto, eran retratos de Godard y los afiches de películas que nunca he visto. Yo hubiera puesto una de estas fotos:

Sí, cualquiera de ésas hubiera quedado perfecto.

jueves, 11 de agosto de 2011

martes, 9 de agosto de 2011

A feast!

quién diría que escribe libros de fantasía

creo que es de mis fotos favoritas EVER

viernes, 22 de julio de 2011

debería estar en comic-con

pero fue imposible comprar los boletos a tiempo, el servidor se caía a cada rato y antes del evento dos boletos (4 días y preview night) se vendieron a casi tres mil dólares en ebay. aunque tuviera ese dinero no me sentiría cómodo gastándolo en algo que originalmente costaron cincuenta dólares. Tal vez el siguiente año los compro para poder venderlos y ganarme unos dólares. un buen mercader es el que compra barato y vende caro.
me duele un poco abrir twitter y leer que gente como Lee O'Malley están merodeando en el centro de convenciones de San Diego.
aunque sea noticia vieja anuncio que estoy feliz por la victoria de Japón en el mundial femenino. mientras estaba de viaje por casualidad me tocó ver varios de los partidos de Japón y me causó mucha alegría cuando terminó esa tanda de penales. Nippon!

lunes, 11 de julio de 2011

leyendo a Larkin

y por alguna razón me dieron ganas de dibujarlo

quería hacer una mirada entre aburrido y depravado pero creo que quedó sorprendido y molesto.

High Windows

When I see a couple of kids
And guess he's fucking her and she's
Taking pills or wearing a diaphragm,
I know this is paradise

Everyone old has dreamed of all their lives--
Bonds and gestures pushed to one side
Like an outdated combine harvester,
And everyone young going down the long slide

To happiness, endlessly. I wonder if
Anyone looked at me, forty years back,
And thought, That'll be the life;
No God any more, or sweating in the dark

About hell and that, or having to hide
What you think of the priest. He
And his lot will all go down the long slide
Like free bloody birds. And immediately

Rather than words comes the thought of high windows:
The sun-comprehending glass,
And beyond it, the deep blue air, that shows
Nothing, and is nowhere, and is endless.


Me gusta la poesía de Larkin.

miércoles, 8 de junio de 2011

miércoles, 1 de junio de 2011

me gustaría que así fuera mi verano



estoy muy consciente de la situación de mi blog. pero no lo siento olvidado. no lo siento olvidado porque siempre lo tengo en mi cabeza. parecería que ahora mi blog existe para guardar videos que me interesan pero no es el caso, no creo que sea. ahora pienso que me he vuelto más discreto. en algún momento consideraba interesante o, pero aún, importante mi blog. ahora sé muy bien que no es el caso. muchas veces quiero decir algo y descubro que otros lo dicen mucho mejor que yo y por lo tanto mejor comparto un video. creo que lo mejor es la modestia.

martes, 17 de mayo de 2011

domingo, 15 de mayo de 2011

martes, 26 de abril de 2011

Yo no escribí esto

pero me hubiera gustado habrlo hecho.
Lo pongo aquí porque me usta leerlo y pensé que en una de esas lo borran.

Por Juan Sasturain

Lionel Messi, autor del Quijote.

Cuando Jorge Luis Borges en 1944 publicó Ficciones, acaso el mejor libro de cuentos de la lengua castellana, incluyó un texto barroco, irónico y sin duda extraordinario que le había dedicado a Silvina Ocampo cinco años antes: Pierre Menard, autor del Quijote. Pocos relatos borgeanos han sido objeto de exégesis más finas y ninguno plantea con mayor sutileza una cuestión tan insólita como deslumbrante. El narrador, que es un pedantísimo confidente epistolar del desaparecido Menard –simbolista tardío, amigo de Valéry, autor de una obra breve y fragmentaria y de un intento desmesurado–, hace el relato y la detallada descripción de la inconcebible empresa que se llevó los máximos esfuerzos y los parciales logros del malogrado poeta de Nimes: escribir El Quijote.

Porque el propósito del oscuro francés Pierre Menard no era traducir ni copiar ni transcribir ni memorizar la obra clásica española; es decir, no quería escribir otro Quijote –“lo que sería fácil”, dice Borges por boca del narrador–, sino escribir el Quijote, el mismo texto: “Producir unas páginas que coincidieran –palabra por palabra y línea por línea– con las de Miguel de Cervantes”. Un propósito “meramente asombroso” en sus propias palabras, para cuyo cumplimiento se impuso en principio un método que, dentro de lo imposible, era relativamente sencillo: ser Cervantes.

Para eso –y ahí deslumbra Borges en la enumeración–, Menard llegó a conocer relativamente bien el español del siglo XVII, recuperó la fe católica, guerreó de memoria contra turcos y moros y consiguió olvidar la historia europea entre 1602 y 1912, entre otras hazañas. Sin embargo, ese camino le pareció excesivamente fácil y lo desechó. Así eligió finalmente la tarea más ardua y la única verdadera: llegar a escribir El Quijote sin tratar de ser en el siglo XX un novelista del XVII, siendo apenas lo –y el– que era, el oscuro Pierre Menard. “Mi empresa no es difícil esencialmente –le confiesa al narrador en una de sus cartas con lógica perturbadora–, me bastaría ser inmortal para llevarla a cabo.”

De toda esa prodigiosa tarea sólo quedan testimonios parciales, ejemplos de lo que pudo haber sido: los capítulos noveno y trigésimo octavo de la primera parte y un fragmento del veintidós. Y eso es todo.

Hasta ahí, Menard. Hasta –o desde– ahí, la soberbia especulación borgeana sobre la propiedad de las ideas y los relatos, la temporalidad reversible, el equívoco sentido que se ilumina hacia atrás y hacia adelante. “Menard (acaso sin quererlo) ha enriquecido mediante una técnica nueva el arte detenido y rudimentario de la lectura: la técnica del anacronismo deliberado y de las atribuciones erróneas”, concluye la indudable voz de Borges con pavorosa ironía.

Recurrir a estos esplendores de la ficción y la inteligencia para referirse a un avatar futbolero puede parecer excesivo o al menos descaminado. Creo poder demostrar que no lo es.

Cuando –ya famosamente– el joven Lionel Messi realizó en el Camp Nou del Barcelona FC, durante el crepúsculo boreal del miércoles 18 de abril, para disfrute y consumo urbi et orbe, la maniobra prolongada en tiempo y espacio que culminó en el segundo gol de su equipo contra el Getafe, hubo consenso unánime e inmediato de que se trataba de un hecho prodigioso y, paradójicamente, comparable: el pibe había hecho un gol igual al de Maradona contra los ingleses en el Mundial ’86.

En estos tiempos de fútbol mecanizado y jugadas preconcebidas con ejecutores obedientes, no es demasiado raro que se vean goles iguales a otros –hay infinidad de casos en que se repiten calcados circunstancias y desempeños–; lo extraordinario del caso es que, precisamente, lo que se veía mágicamente repetido era lo –por definición– irrepetible, lo excepcional: el mejor gol de la historia. El de Messi no era ni mejor ni peor: era, de un modo inquietante, igual. No hizo otro gol parecido ni lo copió ni lo imitó ni lo tradujo: simple, increíblemente, lo hizo otra vez.

Digo que, como Pierre Menard quiso y pudo parcialmente escribir El Quijote, Messi intentó y pudo hacer el gol de Diego. Incluso se puede llegar a suponer o –me atrevo a decirlo– a reconstruir un propósito similar en el precoz, homólogo petiso. Es innegable que, como Pierre Menard, Messi –o el espíritu consciente o no que a través de él se manifiesta– alguna vez concibió la idea de hacer el mismo gol del Diego. Y es evidente que eligió como primera opción, al igual que Pierre Menard, el camino de –en la medida de lo posible– ser Maradona para después hacerlo “desde el Diego”. Por eso es (se hizo) argentino, por eso se mueve allí donde se mueve, por eso ha ido a jugar a Europa en el Barcelona, por eso ha sido campeón mundial juvenil, por eso ha tenido un primer Mundial frustrante.

Lo extraordinario es que en algún momento, y también como Pierre Menard, Messi decidió el camino más difícil, y decidió hacer el gol del Diego sin (esperar) ser Diego: aceleró (literalmente) el trámite, se apuró, no llegó ni a cumplir los años ni a jugar el segundo Mundial ni a enfrentar a Inglaterra y, en una noche cualquiera, hizo el gol del Diego con la certeza y sabiduría desinteresada con que da en el blanco un arquero zen.

Cuando la literatura y el futbol combinan bien.

lunes, 11 de abril de 2011

el pianista y el arquero zen

hay algo en el rostro de Kempff que me fascina, me desconcierta. llegué a pensar que estaba ciego. ahora pienso que estaba en un lugar que poca gente alcanza en su vida. un punto que el lenguaje explica a través de contradicciónes. sin duda algo ven esos ojos pálidos.

lo que no logro comunicar se explica en el siguiente video:



"cessation of thought"

el siguiente video es la tercera parte del movimiento que toca en el primer video. pasa lo mismo.



una vez más:



1.
A Way you can call Way isn't the perennial Way.
A name you can name isn't the perennial name:

the named is mother to the ten thousand things,
but the unnamed is origin to all heaven and earth.

In perennial absence you see mystery,
and in perennial presence you see appearance.
Though the two are one and the same,
once they arise, they differ in name.

One and the same they're called dark-enigma,
dark-enigma deep within dark-enigma,
gateway of all mystery.

Tao Te Ching, Lao Tzu.
traducción: David Hinton.

viernes, 8 de abril de 2011

la música de Evangelion como nunca la había escuchado



bueno, yo la conozco por Evangelion. ¿alguien sabe si es originalmente de otra cosa?

sábado, 26 de marzo de 2011

no reason to get excited, the thief he kindly spoke

alguien sabe cuál es el límite de horas para que el daydreaming deje de ser pasatiempo y se vuelva nocivo para la salud?
desde ayer no he dejado de imaginar una vida no imposible, sí improbable.
no es como cuando me imagino una vida de crack futbolista o de leyenda rocanrolera. me imagino un vida tranquila, sencilla y feliz.
creo que es la cualidad de improbable lo que hace que mi imaginación no deje de trabajar y haga cualquier actividad aburrida.
podría ser más directo, pero me da pena. mejor pregúntenme en persona y en una de esas les cuento.
tal vez esté así un par de semanas, o tal vez me dure más tiempo.

jueves, 24 de marzo de 2011

Conversación con un señor de 82 años.

(le muestro el libro)

Él: Qué bonito. ¿Qué es? ¿Es de la edición?

Yo: (No lo había escuchado bien) ¿Eh? Creo que es una primera edición.

Él: No, ¿qué es este signo?

Yo: Ah, es el signo de mi biblioteca.
Él: Ah, es suyo.

(ocurre una acción de manos)

Yo: Disculpe, ¿es verdad que decidió ser escritor cuando conoció a Thomas Mann?

Él: No, eso lo decidí mucho antes. Tenía veinte, no, veintiún años pero no lo saludé. Lo vi de lejos pero no me atreví porqué (levanta las manos y aprieta los dientes, señalando que le dió 'cosa').

miércoles, 23 de marzo de 2011

En honor a Brian Jacques (1939 – 2011)


Aunque no tengo nada que se pueda considerar un recuerdo preciso, sé que de niño leía. Sé que lei Momo, creo que no terminé La Historia sin Fin, un libro sobre dragónes con ilustraciónes que incendiaban mi imaginación y conocía tan bien que sabía qué páginas saltarme (no por miedo o aburrimiento, por que representaban caballeros matando dragones, lo cual me parecía trágico, horrible) y sobre todo una gran cantidad de libros sobre dinosaurios (siempre con ilustraciónes). Mas no era algo sorprendente, no era ningún lector empedernido, eso comenzó cuando me fui a vivir a Texas. Entré en sexto de primaria a un escuela Montessori , lo cual significa que no había puertas y que enmedio de los salónes había una bibloteca con alfombras y cojines para leer comodamente en el piso. Yo venía de una escuela marista donde la biblioteca tenía llave, donde sólo entraba con todo mi salón porque era la 'hora' de ir a la biblioteca y que sólo recuerdo los grandes libros de historias que ya conocía, como Blanca Nieves, pero en quince páginas, ilustraciónes que cubrían toda la hoja y muy poco texto. Si algo me impresionó de ellos era que los alumnos de sexto (¿quién más si no ellos?) le habían dibujado enormes penes erectos a todos los personajes que aparecían ilustrados.
Aparte de la hermosa y libre biblioteca, también conté con mi primer amigo lector: Michael. El primer amigo que me contagió un deseo por la lectura, por tener esa mirada de estar en otra realidad, por hablar con tanta emoción sobre una masa de tinta y papel. Fue gracias a él que conocí la obra de Brian Jacques (en ese entonces nunca hubiera usado la palabra obra, sí las historias). Redwall me introdujo de golpe a la primer universo ficticio que visité. Un mundo diferente al mío, con su propio lenguaje, mitos y geografía, al alcanze de mi imaginación. En la biblioteca de la escuela tenían varios de los libros de Jacques, comenzé a leer el que mi amigo Michael me indicó seguía en la historia del universo de Redwall. Yo quería leerlos todos inmediatamente, para compensar miraba las portadas de cada libro, buscaba detalles y trataba de imaginar qué tipo de aventura llevarían a cabo los personajes retratados. Que pudiera sacárlos en préstamo de la biblioteca no me bastaba y comenzé a comprar los libros, a coleccionar.

El mundo de Redwall es un tierra de una geografía variada e ilimitada, de bosques interminables y mares insondables. Los seres que habitan la tierra de Redwall son las criaturas que uno encontraría en tierras británicas: ratones, ratas, hurones, zorros, topos, liebres, todo tipo de aves y peces y demás roedores y pequeños mamíferos del bosque. Recuerdo que en un libro se menciona a un lobo como un ser casi mitológico, que habita las lejanísimas tierras congeladas del norte. La cultura, para una descripción rápida, es medieval, una cultura similar al mundo de Arturo, de castillos, de madera, de canciónes y grandes salónes donde habitantes comparten enormes y sabrosas cantidades de comida.
La lectura de los libros de Jacques causó en mi cierta producción creativa (si no es que también plagios). A veces calcaba alguna ilustración que tenía hipnotizado, luego le agregaba cosas a los seres copiados (espadas, botas, etc.) y finalmente, la mayoría de las veces imaginando que yo era ellos, les creaba aventuras. Tengo dos recuerdo muy vívidos sobre eso: un mapa que hice de un terreno con bosques y llanuras y planicies donde vivían grupos (tal vez usé la palabra clanes o pueblos) de animales (zorros, conejos, cuervos y demás) que estaban en guerra, aunque nunca llegué imaginar que unos aniquilaran a otros, sólo me gustaba marcar en mi mapa dónde ocurrieron batallas y quién era aliado de quién. Todavía tengo el mapa en algún lugar.
La otra creación quedó incompleta. Michael, otros amigos y yo decidimos escribir e ilustrar una historia (una novela, supongo que era la meta) que ocurre en el mundo de Redwall. Recuerdo el dibujo de una carroza en la que viajaba el malo de la historia, rodeado de algunos maleantes de su ejército y que le pusimos Arreug al malo. Me preguntaron cómo se decía guerra en español y luego volteamos la palabra para nombrar al malo (quiero escribir antagonista para no repetir la palabra malo, pero en ese encontes no conocía tal palabra). No terminamos el proyecto porque un día escribimos parte de la historia cuando uno de los miembros del grupo no estaba presente (Andrew, creo) y cuando se enteró armó un desmadre, acusándonos de traición. Tal vez exageraba, tal vez sí lo traicionamos por ser malo para inventar historias.

En los libros de Redwall siempre hay poemas, canciónes y recetas de cocina. Por lo general siempre me daban algo de flojera los poemas y las canciones, en especial si eran muy largos, pero el primer poema que memorizé fue uno que era una profecia con la que comenzaba el libro The Outcast of Redwall: When blood of weak meets blood of strong/ reap the whirlwind you have sown...

También le debo mucho a un libro de Brian Jacques que no es parte del mundo de Redwall, una colección de cuentos llamada Seven Strange and Ghostly Tales. Este libro no estaba en la biblioteca de la escuela y tampoco en las librerías. El deseo de leer ese libro me llevó a sacar una credencial en la biblioteca pública más cercana a mi casa (muy cercana, de hecho, unas cuadras) y leerlo entre los escritorios de la biblioteca y mi casa. Puede que haya sido el primer libro de cuentos que leí, no estoy seguro. Todavía recuerdo algunas de las historias, en especial recuerdo que todos me gustaron y que todos me parecían tener un final justo. Dejen explico. En algunos de las novelas de Redwall los malos (antagonistas) me parecían más interesantes que los buenos. Los malos tenían una razón por la cual eran malos, una vida anormal y llena de misterios y los buenos eran buenos porque sí. En algunos libros. Y por lo tanto me parecía que los malos merecían lograr sus objetivos. Con los cuentos no tuve ese sentimiento, había justicia. Por ejemplo, el personaje de una chica que aparentaba ser buena, que era voluntaria en un asilo de ancianos y se lo aplaudían, pero ella se aprovechaba de los viejos y les robaba sus pertenencias, un día le roba a una vieja uno de esos huevos rusos cuyo nombre preciso no recuerdo. La joya resulta ser un suerte de huevo de Pandora que catapulta a la ladrona a una pesadilla fantasmagórica. Justo, me pareció, recibió castigo por sus crímenes.

De vez en cuando recuerdo alguna escena de los libros de Redwall. El otro día pensé en el autor y, recordando que siempre había sido la imagen de un hombre viejo la que aparecía en sus libros, imaginé lo peor. No me gusta haber estado en lo corrrecto. No tengo manera de medir mi deuda a Brian Jacques. ¿Qué tan diferente sería hoy al no haber descubierto sus libros? No me parece exagerado sugerir que mis nocines de moral, de justicia, de crueldad y de compasión fueron definidos por las palabras de Brian Jacques.

La portada del libro que estaba en la biblioteca.


No había buscado su nombre en youtube. Encontré este video en el que queda claro que era hombre muy agradable.


La calidad de esta caricatura no es la mejor. Igual me parece interesante y curiosa y me trae buenos recuerdos.

No sé si releer los libros de Brian Jacques. Podría ser una experiencia agradable o desastroza. La última vez que leí libros del mundo de Redwall fue a comienzo de la prepa (¿o finales de la secundaria?) cuando me enfermé de gripa y, sin poder levantarme de la cama, leí una de las novelas en uno o dos días. Lo disfruté mucho. Aún no sé si sea buena idea. Tal vez necesito tiempo para agarrar coraje.

domingo, 20 de marzo de 2011

sábado, 12 de marzo de 2011

me pregunto en qué condición estarán los lugares que visité...
































"Please," Katagari said. "Take a good, deep sleep."
"I was finally unable to defeat Worm," Frog said, closing his eyes. "I did manage to stop the earthquake, but I was only able to carry out our battle to a draw. I inflicted injury on him, and he on me. But to tell you the truth Mr Katagari . . ."
"What is it, Frog?"
"I am, indeed, pure Frog, but at the same time I am a thing that stands for a world of un-Frog."
"Hmm, I don't get that at all."
"Neither do I," Frog said, his eyes still closed. "It's just a feeling I have. What you see with your eyes is not necessarily real. My enemy is, among other things, the me inside me. Inside me is the un-me. My brain is growing muddy. The locomotive is coming. But I really want you to understand what I'm saying, Mr Katagiri."
"You're tired, Frog. Go to sleep. You'll get better."
"I am slowly, slowly returning to the mud, Mr Katagiri. And yet . . . I . . ."
After the Quake, Super-Frog saves Tokyo; Haruki Murakami.

como decían los Beatles:
There are places I remember
All my life though some have changed
Some forever not for better
Some have gone and some remain
. . . In my life I've loved them all

martes, 1 de marzo de 2011

3, 2, 1, let's jam



estoy leyendo a Rulfo y esribiendo mi tesina.

miércoles, 23 de febrero de 2011

ser escritor



me gusta escribir, pero por ahora sólo puedo poner videos.

emotional content

domingo, 13 de febrero de 2011

here


Siento tranquilidad y alegría cuando termino de leer un buen libro, lo cierro, lo acamodo en el librero y me siento a pensar en cuál será el siguiente libro que leo.
Tantas posibilidades. Me da la impresión de que voy a leer todos los libros que quiero. Luego escogo uno y, si me gusta, decido que tendré que releerlo durante el resto de mi vida (tal vez lo incluya en mi lista de libros que tengo que leer una vez al año).
También me dijo un arriero que no hay que llegar primero, pero hay que saber llegar.

sábado, 8 de enero de 2011

 
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