Entre mis lecturas de este largo puente estoy ahorita con un libro de cuentos del autor americano David Foster Wallace. Estoy disfrutando mucho los cuentos, tienen momentos chistosos y momentos que perturban. Me siento un poco mal al agarrar su libro porque yo no había escuchado su nombre hasta después de su suicidio a finales del año pasado. Obviamente no compré uno de sus libros por el hecho de que se murió. Fue porque las revistas, al mencionar su muerte mencionaban su obra y me sonó interesante. Supongo que lo trágico está en que para que la obra un buen escritor reciba la atención que merece, el autor debe de morir.
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